Un equipo de investigadores españoles calcula que una tercera parte de sus pacientes con VIH podría obtener beneficios cardiovasculares similares a los observados en la población general
Xavier Franquet
GTT
Numerosos estudios indican que las personas con VIH tienen, en general, un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Aunque no esta claro cuál es la causa principal, ello se ha relacionado con la terapia antirretroviral, con los factores clásicos de riesgo cardiovascular, con la propia infección por VIH y con la activación inmunitaria crónica e inflamación persistente que provoca.
Al igual que ocurre con las personas sin VIH, la coagulación y la disfunción endotelial parece que también desempeñan un papel importante. Así lo apunta un número creciente de indicios. Tomando ello en consideración y según las más recientes directrices de EE UU sobre el uso de ácido acetilsalicílico (Aspirina®) –publicadas en marzo de 2009– un equipo del Hospital de Gandía (España) valoró a pacientes con VIH para saber cuántos podrían potencialmente beneficiarse de su empleo para reducir el riesgo cardiovascular. El uso de ácido acetilsalicílico rebaja la probabilidad de sufrir ataques al corazón puesto que reduce la coagulación de la sangre y la inflamación de los vasos sanguíneos; pero también entraña riesgos nada menospreciables, pues puede dañar el tracto gastrointestinal y causar sangrado.
Según las mencionadas recomendaciones de EE UU, los hombres de edades comprendidas entre los 45 y los 79 años deberían tomar ácido acetilsalicílico cuando el beneficio potencial de una reducción de la probabilidad de tener un infarto de miocardio supere el daño potencial de un incremento de las hemorragias intestinales; y también las mujeres de edades comprendidas entre los 55 y los 79 años, cuando el beneficio potencial de una reducción de la probabilidad de sufrir un infarto cerebral isquémico supere igualmente el daño potencial de un aumento del sangrado.
En una carta publicada en la edición del 15 de agosto de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, dicho equipo de investigadores, liderado por Carlos Tornero, cuenta que revisó los historiales médicos de 120 pacientes con VIH, prestando atención al sexo, edad y otros factores tradicionales de riesgo cardiovascular como el hábito de fumar, los niveles anómalos de lípidos en sangre, diabetes e hipertensión.
El resultado fue que un 31% de los pacientes (n=37) podrían beneficiarse de las cualidades preventivas del ácido acetilsalicílico. Esta cifra se elevó al 40% cuando se trató sólo de los hombres con VIH. Los investigadores además calculan que, debido al envejecimiento de la población, estos porcentajes podrían aumentar un 15% durante los próximos 5 años.
Sin embargo, sólo un 2% (n=2) de los participantes del estudio tomaban ya ácido acetilsalicílico a diario, lo que equivalía a un 5% entre quienes habían sido seleccionados como posibles beneficiarios.
“La aplicación de las recientes recomendaciones sobre el uso de ácido acetilsalicílico en los pacientes con VIH podría contribuir a reducir el aumento de episodios cardiovasculares descritos en algunos estudios”, concluyen los autores.
Las directrices de EE UU sobre el uso de ácido acetilsalicílico para prevenir las enfermedades cardiovasculares son realizadas por un panel independiente que recibe el nombre de US Prevention Services Task Force (USPSTF) integrado por expertos en prevención y medicina basada en la evidencia, ajenos a la administración central, y que trabajan en atención primaria (como internistas, pediatras, médicos de familia, ginecólogos/obstetricias, personal de enfermería y especialistas en comportamiento saludable).
Xavier Franquet
GTT
Numerosos estudios indican que las personas con VIH tienen, en general, un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Aunque no esta claro cuál es la causa principal, ello se ha relacionado con la terapia antirretroviral, con los factores clásicos de riesgo cardiovascular, con la propia infección por VIH y con la activación inmunitaria crónica e inflamación persistente que provoca.
Al igual que ocurre con las personas sin VIH, la coagulación y la disfunción endotelial parece que también desempeñan un papel importante. Así lo apunta un número creciente de indicios. Tomando ello en consideración y según las más recientes directrices de EE UU sobre el uso de ácido acetilsalicílico (Aspirina®) –publicadas en marzo de 2009– un equipo del Hospital de Gandía (España) valoró a pacientes con VIH para saber cuántos podrían potencialmente beneficiarse de su empleo para reducir el riesgo cardiovascular. El uso de ácido acetilsalicílico rebaja la probabilidad de sufrir ataques al corazón puesto que reduce la coagulación de la sangre y la inflamación de los vasos sanguíneos; pero también entraña riesgos nada menospreciables, pues puede dañar el tracto gastrointestinal y causar sangrado.
Según las mencionadas recomendaciones de EE UU, los hombres de edades comprendidas entre los 45 y los 79 años deberían tomar ácido acetilsalicílico cuando el beneficio potencial de una reducción de la probabilidad de tener un infarto de miocardio supere el daño potencial de un incremento de las hemorragias intestinales; y también las mujeres de edades comprendidas entre los 55 y los 79 años, cuando el beneficio potencial de una reducción de la probabilidad de sufrir un infarto cerebral isquémico supere igualmente el daño potencial de un aumento del sangrado.
En una carta publicada en la edición del 15 de agosto de Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes, dicho equipo de investigadores, liderado por Carlos Tornero, cuenta que revisó los historiales médicos de 120 pacientes con VIH, prestando atención al sexo, edad y otros factores tradicionales de riesgo cardiovascular como el hábito de fumar, los niveles anómalos de lípidos en sangre, diabetes e hipertensión.
El resultado fue que un 31% de los pacientes (n=37) podrían beneficiarse de las cualidades preventivas del ácido acetilsalicílico. Esta cifra se elevó al 40% cuando se trató sólo de los hombres con VIH. Los investigadores además calculan que, debido al envejecimiento de la población, estos porcentajes podrían aumentar un 15% durante los próximos 5 años.
Sin embargo, sólo un 2% (n=2) de los participantes del estudio tomaban ya ácido acetilsalicílico a diario, lo que equivalía a un 5% entre quienes habían sido seleccionados como posibles beneficiarios.
“La aplicación de las recientes recomendaciones sobre el uso de ácido acetilsalicílico en los pacientes con VIH podría contribuir a reducir el aumento de episodios cardiovasculares descritos en algunos estudios”, concluyen los autores.
Las directrices de EE UU sobre el uso de ácido acetilsalicílico para prevenir las enfermedades cardiovasculares son realizadas por un panel independiente que recibe el nombre de US Prevention Services Task Force (USPSTF) integrado por expertos en prevención y medicina basada en la evidencia, ajenos a la administración central, y que trabajan en atención primaria (como internistas, pediatras, médicos de familia, ginecólogos/obstetricias, personal de enfermería y especialistas en comportamiento saludable).
El texto de las directrices, en inglés, está disponible en www.uspreventiveservicestaskforce.org/uspstf/uspsasmi.htm
Fuente: HIVandHepatitis / Elaboración propia
Referencia: Tornero C, Ventura A, Mafe M. Aspirin is indicated for primary prevention of cardiovascular events in HIV-infected patients. Journal of Acquired Immune Deficiency Syndromes 54(5): 560. August 15, 2010.
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