Las dietas bajas en carbohidratos y altas en proteínas, las de "tipo Atkins", pueden incrementar a largo plazo el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como infarto y derrame, según un estudio.
La investigación, que siguió durante 15 años a casi 44.000 mujeres en Suecia, encontró que aquéllas que seguían regularmente estos regímenes mostraron en promedio 28% más riesgo de sufrir estas enfermedades.
Tal como señalan los autores en British Medical Journal (BMJ) (Revista Médica Británica), los resultados son "preocupantes" porque muchas mujeres jóvenes en el mundo siguen estos patrones dietéticos durante años.
En las últimas décadas han surgido muchos regímenes dietéticos que prometen llevar a una pérdida de peso rápida por medio de diversos mecanismos nutricionales.
Algunas de las dietas más populares de los últimos años son las que proponen una reducción sustancial de la ingesta de carbohidratos y un consumo alto de proteínas.
Muchas de ellas se inspiraron en la conocida como Dieta Atkins, formulada por el cardiólogo estadounidense Robert C. Atkins en la década de los '70.
Tal como señalan los expertos, estas dietas bajas en carbohidratos han demostrado ser efectivas en la pérdida de peso a corto plazo.
Pero desde hace tiempo los nutricionistas han expresado preocupación por los efectos a largo plazo de estas dietas.
En particular cuando las fuentes de proteínas que se consumen son de origen animal y cuando se reduce la ingesta de carbohidratos naturales.
¿Animales o vegetales?
Según los autores "las dietas bajas en carbohidratos y altas en proteínas pueden ser nutricionalmente aceptables si la proteína proviene de fuentes vegetales (como frutos secos de cáscara dura) y los carbohidratos que se reducen son los refinados (dulces, azúcar, bebidas gaseosas, galletas, etc.)".
Pero agregan que "el público general no siempre reconoce y sigue estas recomendaciones".
Hasta ahora los estudios sobre los efectos a largo plazo de estas dietas han sido contradictorios.
Para conocer el impacto en la salud cardiovascular de estos regímenes la profesora Pagona Lagiou y su equipo de la Escuela Médica de la Universidad de Atenas, Grecia y la Escuela de Salud Pública de Harvard, Estados Unidos, reclutaron a 43.396 mujeres en Suecia de entre 30 y 49 años.
Al inicio del estudio las participantes completaron un cuestionario sobre sus hábitos dietéticos y se les clasificó de acuerdo a su nivel de consumo de carbohidratos y proteínas.
Se les dio una puntuación de dos a las que consumían niveles muy altos de carbohidratos y bajos de proteínas hasta 20 a las que consumían muy bajos carbohidratos y altos niveles de proteínas.
Los científicos tomaron en cuenta factores de riesgo de enfermedad cardiovascular, como tabaquismo, uso de alcohol, diagnóstico de hipertensión, nivel general de actividad física y consumo de grasas saturadas e insaturadas.
Al final de los 15 años de estudio se compararon las enfermedades cardiovasculares que sufrieron las mujeres: isquemia, infarto, evento cerebrovascular, enfermedad de las arterias coronarias, con sus puntuaciones nutricionales.
Riesgo cardiovascular
Los resultados mostraron que entre mayor su puntuación, mayor el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Las mujeres con una puntuación de entre 7 y 9 mostraron 13% más riesgo de estos trastornos, las que tenían entre 10 y 12 mostraron 23% más riesgo, aquéllas con entre 13 y 15 puntos tuvieron 54% más riesgo y las que obtuvieron 16 puntos o más tuvieron 60% más riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Se observó también que el mayor nivel de educación y de actividad física redujo el riesgo cardiovascular, pero el tabaquismo lo incrementó.
Tal como expresan los autores, el estudio no intentó determinar el efecto de estas dietas a corto plazo en el peso corporal.
Pero si reveló que "estas dietas usadas regularmente y sin consideración por la naturaleza de los carbohidratos o la fuente de las proteínas están asociadas con un riesgo cardiovascular".
En un comentario sobre el estudio, los doctores Anna Floegel del Instituto Alemán de Nutrición Humana y Tobias Pischon del Centro Max Delbrück de Medicina Molecular en Alemania afirman que los beneficios a corto plazo de estas dietas "parecen irrelevantes frente a la creciente evidencia de una más alta morbilildad y mortalidad por enfermedades cardiovasculares a largo plazo".
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