Hace una década Argentina desterró la enfermedad, pero ahora el país se encuentra bajo alerta sanitaria por la aparición de un nuevo brote de sarampión.
Veronica Smink
Según el Ministerio de Salud, la enfermedad viral, que no tiene cura y en algunos casos puede poner en peligro la vida, fue traída al país por algunos de los cerca de 30.000 aficionados al fútbol que viajaron a Sudáfrica en junio para seguir la Copa del Mundo.
En un comunicado enviado a BBC Mundo, la cartera explicó que emitió la alerta epidemiológica "para detectar casos" y notificar a los órganos de salud "para implementar las medidas de control oportunas".
De acuerdo con las autoridades sanitarias, el sarampión es una enfermedad "extremadamente contagiosa", cuyas manifestaciones más comunes son fiebre, conjuntivitis, tos y erupciones en la piel.
No existe tratamiento para combatir el mal pero sí hay una vacuna para prevenirlo.
Es por eso que el Ministerio de Salud lanzó una campaña de vacunación para evitar que el brote –que hasta ahora es muy pequeño- se siga expandiendo.
Virus mundialista
Los primeros casos que se registraron en el país a comienzos de agosto eran en personas que habían viajado al Mundial de Sudáfrica. Sin embargo, unas semanas después aparecieron casos autóctonos, que -las autoridades presumen- se habrían contagiado de los viajeros.
Sudáfrica es uno de sólo cinco países en el mundo que tiene presencia del sarampión. En la región de las Américas se había logrado frenar la transmisión endémica del virus en 2002.
Tras la aparición de los primeros casos en Buenos Aires, las autoridades ahora estudian posibles contagios en las provincias de San Juan, La Rioja, Entre Ríos, Santa Fe y La Pampa.
Carla Vizzotti, directora del Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud, señaló que la enfermedad es grave en los menores de 5 años.
Por ello, instó a que las madres vacunen a sus niños pequeños contra la enfermedad y que consulten rápidamente al médico si su hijo presenta erupciones en la piel y fiebre de más de 38ºC, "para tratar de contener la posible diseminación" del virus.
Por su parte el ministro de Salud argentino, Juan Manzur, aseguró que su cartera cuenta con dos millones de vacunas, una cantidad que consideró "suficiente" para prevenir la propagación masiva del sarampión.
Trabajo de hormiga
El director de Medicina Preventiva del Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, el doctor Luis Crovetto, dijo a BBC Mundo que la tarea de contener un virus tan contagioso como el sarampión es un "trabajo de hormiga".
"Ante cada aparición sospechosa se debe vacunar a todas las personas que pudieron haber entrado en contacto con el enfermo", señaló.
El virus es transmitido a través de la saliva de la persona infectada, que puede contagiar mediante un estornudo o incluso simplemente al hablar. El enfermo puede diseminar el virus cuatro días antes de padecer síntomas.
A pesar de lo complicado del panorama, Crovetto se mostró optimista sobre las posibilidades de contener la enfermedad.
"La gran ventaja de Argentina es que cerca del 98% de la población ya está vacunada contra el sarampión", explicó, agregando que el principal grupo de riesgo son los bebés nacidos después de 2008, cuando se llevó a cabo la última campaña de vacunación.
Respecto a los casos sospechosos en cinco provincias, el especialista consideró probable que se trate de un diagnóstico equivocado, debido a que como la enfermedad desapareció durante 10 años "muchos médicos jóvenes nunca la han visto y pueden confundir sus síntomas".
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