Estudio, de 35 años, demostró que a mayor cantidad de episodios de estrés, mayor riesgo de desarrollar alzheimer y demencia vascular.
por Alexis de Ponson
Sin duda, el estrés tiene consecuencias negativas para nuestro organismo. Dolor de cabeza, dificultad para descansar y alteraciones en la digestión son sólo algunas de sus manifestaciones más concretas. Pero sus efectos pueden ser mucho más profundos y de largo plazo. Investigadores de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, descubrieron que quienes están sometidos a períodos prolon- gados de estrés durante su vida adulta tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas como alzheimer o demencia durante su vejez.
Los científicos siguieron durante 35 años a un grupo de 1.096 mujeres suecas de entre 35 y 66 años. Mediante un cuestionario se midió en 1968, 1974 y 1980 la frecuencia con que las participantes sufrieron episodios de estrés. Posteriormente, se les realizaron exámenes para detectar enfermedades como demencia vascular o alzheimer.
Los resultados mostraron que las mujeres que reportaron sufrir algún episodio de estrés de un mes o más de duración sólo en una de las tres mediciones tuvieron un 10% más riesgo de sufrir algún tipo de demencia en comparación con aquellas que nunca reportaron estrés. Quienes respondieron afirmativamente a la pregunta en dos ocasiones tuvieron un 73% más riesgo y aquellas que lo hicieron en las tres mediciones tuvieron un 151% más riesgo de sufrir demencia. "Este es el primer estudio que muestra que el estrés en la edad adulta puede conducir a la demencia en la vejez", dice Lena Johansson, autora del estudio publicado en la revista Brain, que, pese a realizarse en mujeres, no se limita sólo a esa población.
Sin duda, el estrés tiene consecuencias negativas para nuestro organismo. Dolor de cabeza, dificultad para descansar y alteraciones en la digestión son sólo algunas de sus manifestaciones más concretas. Pero sus efectos pueden ser mucho más profundos y de largo plazo. Investigadores de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, descubrieron que quienes están sometidos a períodos prolon- gados de estrés durante su vida adulta tienen mayor riesgo de sufrir enfermedades neurodegenerativas como alzheimer o demencia durante su vejez.
Los científicos siguieron durante 35 años a un grupo de 1.096 mujeres suecas de entre 35 y 66 años. Mediante un cuestionario se midió en 1968, 1974 y 1980 la frecuencia con que las participantes sufrieron episodios de estrés. Posteriormente, se les realizaron exámenes para detectar enfermedades como demencia vascular o alzheimer.
Los resultados mostraron que las mujeres que reportaron sufrir algún episodio de estrés de un mes o más de duración sólo en una de las tres mediciones tuvieron un 10% más riesgo de sufrir algún tipo de demencia en comparación con aquellas que nunca reportaron estrés. Quienes respondieron afirmativamente a la pregunta en dos ocasiones tuvieron un 73% más riesgo y aquellas que lo hicieron en las tres mediciones tuvieron un 151% más riesgo de sufrir demencia. "Este es el primer estudio que muestra que el estrés en la edad adulta puede conducir a la demencia en la vejez", dice Lena Johansson, autora del estudio publicado en la revista Brain, que, pese a realizarse en mujeres, no se limita sólo a esa población.
El papel del cortisol
El estrés aumenta los niveles de un grupo de hormonas llamadas glucocorticoides, entre las que se encuentra el cortisol, también conocida como "hormona del estrés". Altos niveles de esta sustancia reducen el volumen del hipocampo -por la pérdida de neuronas y conexiones entre ellas- lo que afecta el aprendizaje y la memoria, dicen los expertos suecos. "El cortisol es una hormona necesaria en muchas circunstancias, pero entre sus efectos produce cierto grado de atrofia del hipocampo", explica Archibaldo Donoso, neurólogo del Hospital Clínico de la U. de Chile.
Aunque una vez superado el estrés el hipocampo recupera su volumen previo, en casos de tensión prolongada eso podría no ocurrir. "Todos tenemos mecanismos de compensación que nos hacen mejorar, pero si uno vuelve a caer en depresión y estrés es posible que se agoten esas capacidades", dice María Isabel Behrens, neuróloga de la Clínica Alemana, quien agrega que si bien las mujeres sufren más depresión y estrés que los hombres, los efectos de este último sobre el cerebro afectaría a ambos sexos por igual.
Por otro lado, los autores dicen que investigaciones en animales han demostrado que el estrés crónico incrementa los depósitos de betaamiloides en el cerebro, sustancia relacionada con el alzheimer.
El estrés aumenta los niveles de un grupo de hormonas llamadas glucocorticoides, entre las que se encuentra el cortisol, también conocida como "hormona del estrés". Altos niveles de esta sustancia reducen el volumen del hipocampo -por la pérdida de neuronas y conexiones entre ellas- lo que afecta el aprendizaje y la memoria, dicen los expertos suecos. "El cortisol es una hormona necesaria en muchas circunstancias, pero entre sus efectos produce cierto grado de atrofia del hipocampo", explica Archibaldo Donoso, neurólogo del Hospital Clínico de la U. de Chile.
Aunque una vez superado el estrés el hipocampo recupera su volumen previo, en casos de tensión prolongada eso podría no ocurrir. "Todos tenemos mecanismos de compensación que nos hacen mejorar, pero si uno vuelve a caer en depresión y estrés es posible que se agoten esas capacidades", dice María Isabel Behrens, neuróloga de la Clínica Alemana, quien agrega que si bien las mujeres sufren más depresión y estrés que los hombres, los efectos de este último sobre el cerebro afectaría a ambos sexos por igual.
Por otro lado, los autores dicen que investigaciones en animales han demostrado que el estrés crónico incrementa los depósitos de betaamiloides en el cerebro, sustancia relacionada con el alzheimer.
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